jueves, 7 de noviembre de 2019

Incondicional

La brisa del mar, ese salto en el vacío, esa cuarta copa que sabes que te va a poner contentillo. Tiene ese efecto, te hace tener esa sensación de que todo irá bien, y aunque tú no lo creas, ella te hace creer que sí. Te encanta verla siendo ella, viéndola escribir sin parar, embobados, ella escribiendo, y tú mirándola. Es una borrasca, un completo desastre, no sabes ni por dónde va a venir ni cuando va a irse, pero aún así quieres que venga. Es la idiota que se ríe hasta de tus chistes malos, y eso no lo hace con cualquiera. Es esa que escucha música para todo, y que con una canción de Maldita Nerea le puedes arreglar la noche. Es un poco compleja, a veces se ama, otras muchas se odia, y tú sin entenderla y odiando que se odie. Ahí es cuando entras tú, ella no te necesita para amarse, pero si tú la amas, ella también lo hará, no sé si me explico. Es un cúmulo de cosas, imperfecciones, y mal humor, aunque tú la veas perfecta. Tiene sus días. Es el verso más bonito de Miguel Gane y el episodio más visto de La Casa de Papel. No tiene término medio, y tampoco es que le haga falta, o se está congelando a pesar de llevar tu chaqueta puesta, o se pasea desnuda por casa, una de dos. Entiendo que la quieras, que te hayas enamorado de sus ojos y de ese lunar tan mono que tiene junto al ombligo. Yo también lo hice hace tiempo, y aunque ella no necesite a nadie, veo cómo te mira. Sólo espero que la cuides y la ames incondicionalmente, que la trates cómo se merece, y que no la decepciones. Yo no supe hacerlo.

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